lactancia · Maternidad

Lactancia materna: Segundo round

Antes les había comentado mi terrible experiencia con la LM con mi primera hija. Para mi segundo bebé decidí volver a intentar, yo estaba convencida de que lo iba a lograr, mi esposo me decía que mejor no me ilusionara, realmente el ni quería que lo intentara para que no sufriera como la primera vez pero igual yo estaba decidida.

Pues bueno, esta vez me preparé en todos los sentidos. Hablé con el anestesiólogo para que no me durmieran después de que naciera el bebé y me quedé tranquila. Hablé con la consultora de lactancia para saber cuando era conveniente que llegara a ayudarme y me informé mucho más sobre todo lo relacionado. Siento que esta vez estaba más informada y preparada, además ya sabía a lo que iba.

A pesar de todo esta vez tampoco fué fácil. En el hospital el bebé no quería agarrar el pecho y cada vez que comió necesité ayuda de las enfermeras y la pedí sin ninguna pena, esta vez sabía que tenía derecho a hacerlo. Al final logramos que lo agarrara y me fuí a casa tranquila.

A los dos días comenzó el dolor insoportable, además se me agrietaron los pezones. Esta vez llamé inmediatamente a la consultora de lactancia y llegó cuando el bebé tenía cinco días. Hubo un antes y un después, las cosas mejoraron pero el dolor seguía y empeoraba. Dos semanas después volvía a verla porque me seguía agrietando y me dolía muchísimo, pero esta visita me  desesperanzó y a la vez me empoderó (si, un poco contradictorio pero así fué).

Por un lado me sentí empoderada porque me confirmó que lo estaba haciendo bien y que el bebé mamaba perfectamente. Por otro lado al ver que todo estaba bien y que no sabíamos por qué me dolía y me lastimaba pensé que era mi piel el problema y que otra vez no lo iba a lograr, prácticamente me hice a la idea de dejar la lactancia del todo (esta vez no tenía los ánimos de seguir con sacaleche como la vez anterior).

Esta vez inicié con un pediatra prolactancia. Mi bebé se enfermó al tercer día de nacido (historia para otro post), y no le podíamos dar medicinas, entonces mi pediatra me dijo “dale toda la teta que podás” y seguí su indicación al pie de la letra. Literalmente me pasaba los días y noches sentada en la mecedora dando de mamar, pero tenía la motivación más grande del mundo: la salud de mi bebé. No había dolor que me hiciera desistir. Al mes le dieron el alta y fué cuando pensé en dejarlo, una semana después de ver por segunda vez a la consultora.

Por suerte mi doctor me volvió a decir que le siguiera dando sin siquiera saber que estaba pensando dejarlo y eso me animó. Por increíble que parezca el dolor disminuyó y el segundo mes fué menos terrible en ese sentido pero pasamos una semana en que parecía no llenarse y yo estaba desesperada de sentir que no hacía nada más que dar de mamar. Otra vez pensé en dejarlo, pero leí en un grupo sobre picos de crecimiento justo en esa semana y me animé de nuevo, la siguiente semana todo mejoró y el bebé comió de nuevo cada dos horas y media.

El dolor nunca se fué, pero esta vez cuando se ponía terrible usé pezoneras mientras me bajaba la molestia y eso marcó diferencia también. Si no las hubiera usado en momentos críticos creo que no lo habría logrado.

Mi bebé ya tiene 3 meses, seguimos en lactancia casi exclusiva. Digo casi porque más de alguna vez ha tomado fórmula por distintas razones, pero hay días y hasta semanas en que no toma ni una gota. Eso sí, no me quito la paz y si en algún momento hay que darle no pasa nada, esta vez sabía que la fórmula no tiene nada de malo y que no es justo presionarme tanto, no soy ni mejor ni peor mamá por eso, pero sí soy mejor dando de mamar cuando no tengo presión ni estrés al respecto.

El dolor aún no se va, cada toma duele, no tanto (o quizás ya me acostumbré) pero duele. Lo que es cierto es que mi bebé lo disfruta tanto que me ha ayudado a soportar el dolor, el cansancio, las molestias y el disgusto general que me provoca la lactancia, y es que en realidad no siento que me guste dar de mamar, lo bueno es que esta vez sé que no importa, tengo derecho a sentir que no me gusta.

Creo que la diferencia más grande entre esta vez y la primera ha sido estar INFORMADA, pero realmente informada. La primera vez leí de todo y me preparé pero me dejé envolver por ese mundo en el que la lactancia materna es la única opción y si das fórmula no sos lo suficientemente buena mamá. Supongo que uno encaja en ese mundo si la lactancia se da, pero si no se da es muy frustrante e injusto.

Esta vez estaba informada para buscar ayuda a tiempo y para no ser tan dura conmigo misma. En el momento en que me quité el estrés en todo sentido, la cosas fluyeron mejor. Con esto hablo de dejar de tomar tiempos y hacerlo a demanda, dejar de pensar en hacer “banco de leche” (no tiene nada de malo que tome un poco de fórmula cuando entre a la guardería), dejar de pensar en que me tenía que sacar leche para la noche en caso que estuviera durmiendo a mi hija mayor cuando el bebé pidiera. Dejar de pensar que si me saqué leche porque no le pude dar de mamar se la tiene que tomar (mejor la congelo de una vez así no estoy preocupada de que se la tenga que tomar). En fin, quitarme todas esas ideas ayudó a que todo mejorara y por ahora vamos bien.

No sé si logre dar por mucho tiempo, mi meta personal son seis meses de lactancia mixta al menos, si se da más pues bien y si no ni modo.

La otra semana cumple cuatro meses, cuando cumpla seis les cuento si logramos la meta y cómo vamos. Lo importante es que cuando uno se quita tantas ideas de la cabeza pero se informa, las cosas fluyen mejor.

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